Viernes, 8 de noviembre
Marimar Tolós
mamá de
AMAYA
Michael Grejniec
Hacía mucho tiempo que los animales deseaban
averiguar a qué sabía la luna. ¿Sería dulce o salada? Tan solo querían probar
un pedacito. Por las noches, miraban ansiosos hacia el cielo. Se estiraban e
intentaban cogerla, alargando el cuello, las piernas y los brazos. ¿Quién no
soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el deseo
de los animales de este cuento. Tan solo querían probar un pedacito pero, por
más que se estiraban, no eran capaces de tocarla. Entonces, la tortuga tuvo una
genial idea: ¿Si te subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna?, le dijo
al elefante.